OPINIÓN: Duarte es refulgente e incuestionable


Por RUBÉN MORETA

La sociedad La Trinitaria fue el primer ente político de hechura  liberal que promovió el ideal de separación de la parte este de la isla, respecto del dominio haitiano, que databa del 1822.  Concretamente, fue  el primer partido político local, que tuvo como objetivo  “conspirar y hacer que el pueblo se subleve” para consumar la independencia nacional. Esta fue una creación del insigne Juan Pablo Duarte.

El interés supremo de este instrumento fue tomar el poder político para construir un estado libre, soberano  e  independiente de todo designio extranjero, con el nombre de República Dominicana.  

La Trinitaria fue fundada por Duarte el 16 de Julio de 1838, pero no se levantó una acta con los nombres de los asistentes el día fundacional.  Ello trajo muchas controversias, al colmo de que, a posteriori,  entre 1880 y 1894, siete listas disimiles se hicieron para identificar los auténticos nueve  fundadores de dicha organización patriótica.

La lista elaborada por el prócer José María Serra, el 29 de Abril de 1883, en carta enviada al Padre Meriño, identifica que los trinitarios fundadores fueron: Juan Pablo Duarte, Félix María Ruiz, Juan Isidro Pérez, Felipe Alfau, Juan Nepomuceno Ravero, Benito González, Jacinto de la Concha, Pedro Alejandrino Pina y el propio José María Serra.

Los nombres de esta lista del prócer Serra fueron corroborados por Jacinto de la concha y Juan  Nepomuceno Ravelo, quienes estaban vivos en esa fecha, y refrendados por acuciosos historiadores de la posteridad.  Los nueve trinitarios juraron y firmaron con sangre lograr la separación definitiva del gobierno invasor e implantar una República soberana.

Dos figuras fundamentales en el proceso de Independencia Nacional no estuvieron presentes el día de la fundación de la Trinitaria, pero su participación en todo el entramado revolucionario lo catapulta al pedestal procero de ser también Padres de la Patria.   Son ellos: Francisco Sánchez del Rosario y Matías Ramón Mella y Castillo.

En la promesa que  hacen los conjurados, a modo de juramento, en la casa de Doña Chepita Pérez, madre de Juan Isidro Pérez, aquel 16 de julio, día de procesiones en honor a Nuestra Señora del Carmen, se definen los elementos simbólicos de la nueva República Dominicana: “…la cual tendrá su pabellón tricolor, en cuartos encarnados y azules atravesado por una cruz blanca; la República establecerá su correspondiente escudo de armas. Mientras tanto seremos reconocidos los Trinitarios con las palabras sacramentales “Dios, Patria y Libertad...”

Finalmente, la nueva República Dominicana es alumbrada el 27 de Febrero del 1844,  por el pragmatismo de Sánchez, Mella y los 174 patriotas que le acompañaron en ese hito histórico esa noche.  Duarte no pudo estar presente en esa simbólica ocasión, por estar exiliado, pero fue el gran precursor y arquitecto del proceso de  independencia nacional, haciendo realidad el sueño de libertad de la parte este de la isla.

Duarte, es el Gran Maestro, artífice de la dominicanidad.  Los demás trinitarios serán los apóstoles que diseminarán el mensaje del impostergable cambio político, labor que hicieron en medio de vicisitudes y hostilidades.  Restarle méritos a Duarte es una blasfemia.

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