OPINION: El periodista, incomprendido hasta por sus “colegas”

Por Benny Rodríguez

bennyrodriguezm@gmail.com 

Miguel Franjul, director de Listín Diario, reflexionaba hace una semana sobre las cuestiones básicas del periodismo. Recordaba que ejercer el periodismo implica, trasmitir noticias, basado en hechos objetivos, apegado a la verdad y que la historia a contar provoque el interés de la opinión pública. 

Quienes trabajan en el oficio deben ajustarse a normas que resultan inviolables: exactitud, veracidad y neutralidad. No secpuede sesgar un hecho que genere desconfianza o incredulidad en el consumidor final: lectores, oyentes, televidentes, ahora, también, los de redes sociales.

El periodismo consiste, esencialmente, en decir las cosas que ocurren en el interior de la sociedad y esa responsabilidad es es de la persona que mediante el estudio del periodismo, domina el lenguaje y las técnicas, competencias indispesables para ejercerlo sin que hayan errores.

Muchas veces invisibilizar los temas, sobre todo, los relacionados con la corrupción, no solo la del sector público, sino del privado, incluyendo a las iglesias y entidades no gubernamentales, le genera al profesional del periodismo muchos sinsabores, dificultades, incluso, son hasta vilipendiados por quienes cometen los actos dolosos. 

La importancia y calidad del periodismo radica en no hablar de alguien que los ciudadanos no tienen idea ni de quiénes son, sino en realizar las críticas a aquellos actores que se sabe a qué se dedican, qué hacen, mejor, si maneja fondos públicos. Eso es periodismo. Lo contrario es relaciones públicas.

Para ejercer ese tipo de periodismo es necesario estar provistos de una serie de elementos, que constituyen valores agregados, como la transparencia, actuar con sentido profesional, ético e interés de contribuir con la sociedad.

El periodista está llamado a asumir responsabilidad, incluso, cuando alguien de confianza o su entorno íntimo es parte de alguna situación y merece que la historia sea contada.

Pero, el periodismo y quienes lo ejercen, son incomprendidos, incluso, hasta por sus propios “colegas”.

El autor es periodista egresado UASD y secretario general CDP-Barahona