ARTICULO: Fortalecer la Escuela, gran desafío

Por: Roberto Rosado Fernández, educador

    La realidad educativa que vive el país obliga a repensar las estrategias a utilizar para seguir desarrollando acciones  que permitan  hacerla cada vez más asequible a la ciudadanía y más competente en la calidad de la oferta curricular que ofrece, para la formación de los futuros profesionales que demanda la sociedad.

     De entrada es necesario destacar que la escuela es el hogar donde pernoctan por buen tiempo los niños y adolescentes con los cuales el estado asume el sagrado compromiso de formar y,  a la vez, desde sus aulas, inculcar los valores que debe exhibir y modelar tanto en su vida diaria como en su vida profesional. De la formación que reciba en la escuela, en consonancia con la recibida en la familia, dependerá el rumbo y los comportamientos a seguir  tanto en su vida cotidiana  como profesional.

       La escuela, de acuerdo a su normativa, debe inculcarle valores para su desenvolvimiento armónico, alegre, amoroso y solidario con la finalidad  de irlo introduciendo  por senderos de vida que le sirvan  para practicar el bien basado en  las buenas costumbres.

            La escuela se convierte, de esta manera, en faro de luz que alumbra todo su camino hacia la adquisición de competencias de aprendizaje que le permitan prepararse para  vivir en un mundo mejor y  lo convierta en promotor de cambios y el desarrollo  de conducta y cultura que promuevan el bienestar de la sociedad.

          El estudio de la realidad que rodea la escuela debe convertirse en el norte a seguir para, previo a su análisis, orientar la formación hacia la creación de un hombre sensible a esa realidad y comprometido con establecer estrategias para revertirla, y así contribuir a la creación de una sociedad capaz de resolver los problemas y conflictos que se le presenten y así construir, valga redundar, una sociedad de iguales oportunidades para todos.

        Escuela, familia y el resto de la sociedad deben convertirse, en esta perspectiva, en  un todo único para la creación de una sociedad nueva en donde los valores sean el norte de su accionar. Este proceso implica una evaluación periódica de las estrategias concebidas para ser aplicadas, donde las responsabilidades de cada grupo de acción sean evaluadas por igual. Los resultados por lo general  son positivos, los actores quedan satisfechos provocando ganancia de cada involucrado y de manera colectiva.

        Con estas previsiones la escuela cumple el sagrado deber de formar;  la familia la responsabilidad de inculcar valores positivos a sus hijos y la sociedad recibir un hombre preparado, capaz  de dar respuesta a cada circunstancia que en el desarrollo dinámico de la misma a diario se presentan.

       Termino estas notas con estas ideas del apóstol Cubano José Martí y otras de UNESCO y UNICEF; ‘Una educación eficiente supone la coherencia de diversas acciones educativa que debe realizar la escuela de forma paralela en todos los grupos sociales; desdichadamente la realidad muestra que no siempre hay una clara comprensión de estos presupuestos.’

          La UNESCO y la UNICEF, insisten en reforzar el aspecto preventivo, en crear programas de ayuda a los padres y las comunidades; proporcionándoles a estos, educación, técnicas y habilidades concretas para evitar dificultades y obstáculos en el desarrollo de sus hijos-hijas.’

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