ARTICULO: Publicidad Fantasma: Cuando la Verdad Usa Máscaras para Gritar
POR: ALFREDO DEL VALLE
En una era donde el ruido publicitario llena cada rincón del espacio público y digital, hay quienes han decidido jugar con las mismas reglas... pero con fines muy distintos. No venden productos, no buscan clics, no te persiguen con anuncios personalizados. Estas "empresas" no existen — al menos no en el sentido tradicional. Son agencias fantasma creadas con un solo objetivo: decir verdades que nadie quiere escuchar.
No se trata de estafadores ni de farsantes buscando aprovecharse del sistema.
Se trata de creativos, activistas, y ciudadanos hartos del cinismo institucional, del marketing vacío, y del silencio cómodo. Usan las herramientas de la publicidad —nombres pegajosos, logos, redes sociales, campañas diseñadas al milímetro— para disfrazarse de lo que no son, y así lograr lo que muchas veces no se puede como individuos: hacer ruido.
Estas agencias nacen del hastío y del ingenio. Son ficciones organizadas que, como espejos rotos, reflejan lo que las marcas y los políticos no quieren mostrar: la contradicción, la injusticia, la hipocresía. A veces son satíricas; otras veces, brutales. Algunas lanzan campañas falsas que simulan ser de grandes corporaciones, otras aparentan ser movimientos sociales legítimos para después revelar su verdadero propósito: provocar reflexión, desatar conversación, agitar conciencias.
¿Es ético? ¿Es arte? ¿Es activismo? Las líneas se difuminan. Lo que sí es seguro es que estas “empresas publicitarias fantasma” no existen en los registros comerciales, pero sí habitan las conversaciones incómodas, los muros de redes sociales y los espacios donde el silencio suele ser la norma.
Lo interesante es que no se esconden del todo. A menudo, después del impacto, revelan que todo fue un montaje. Pero para entonces, el mensaje ya ha llegado. Han ganado. Porque el fin no era vender, sino confrontar. No era gustar, sino incomodar.
En un mundo donde la verdad a veces necesita disfrazarse para ser escuchada, estas agencias fantasma son, paradójicamente, más reales que muchas campañas de marketing que llenan nuestras pantallas. Son la publicidad como arma, como arte, como grito.
Y quizás, en este escenario saturado de mensajes que no dicen nada, son justo lo que necesitamos para empezar a escuchar lo que de verdad importa.
Finalmente pongo esto como ejemplo que pasaría si Se asignan campañas por cien mil, ciento cincuenta mil o más, a empresas de cartón creadas por debajo de la mesa, y al final, la mayor parte de ese dinero va directo al bolsillo del mismo jefe de comunicación estratégica. Él firma, él aprueba, él se beneficia. Todo disfrazado de estrategia.
Es hora de decirlo claro: eso no es comunicación. Es saqueo con slogan.
Publicar un comentarioDefault CommentsFacebook Comments