OPINION: Arsenio Quevedo y un castigo anticipado

Por Rubén Moreta

El mantenimiento en cautividad del Profesor Arsenio Quevedo es un acto de injusticia y atropello que lesiona sus derechos constitucionales, especialmente la presunción de su inocencia, consignada en nuestro texto sustantivo y en todas las normativas internacionales de las que el país es signatario.

Nuestro ordenamiento penal y procesal penal establece que la prisión preventiva se constituye en una excepción a la regla general que es la libertad.  El legislador dominicano muy sabiamente instituyó que la prisión preventiva solo procede en los casos en que el imputado pueda sustraerse del proceso, y para nada Quevedo ha dado señales de que rehuirá a su responsabilidad de acatar las citaciones y llamamientos del juicio, porque es un hombre de trabajo, con bienes,  familia y arraigo.

Arsenio Quevedo es el principal interesado en  ventilar la acusación falaz en los tribunales, porque está convencido, junto a sus abogados, de que dinamitará los argumentos de sus acusadores y probará su inocencia.

Con mi planteamiento no sugiero eximirlo del juicio o de premiarlo con un privilegio, sino que  un ciudadano con el arraigo suyo, bien puede agotar el proceso inquisidor fuera del presidio, a partir de su presunción de inocencia.

En términos estrictos, su prisión preventiva dentro de una mazmorra es un castigo y/o pena anticipada.  

El autor es Periodista y Profesor UASD.