Marileidy Paulino: La nación en unas veloces piernas

POR: MANUEL SALAZAR

El pueblo dominicano ha celebrado con entusiasmo, y justa razón,  la conquista de la medalla de plata de Marileidy Paulino en la competencia de los 400 metros planos de los juegos olímpicos Tokio 2020. 

La dignidad y orgullo de la dominicanidad se han levantado alto con este triunfo. 

Porque, es que, desde antes que nos contituyeramos en nación, desde los tiempos de la conquista en 1492,  los que  hoy somos dominican@s comenzamos  a sufrir vicisitudes que perviven hasta hoy.  Por aquellos días,  nuestra raza aborigen fue exterminada sin piedad por los conquistadores españoles, con tanta atrocidad  que nada quedó  ni en la genética de las generaciones siguientes.

El robo de las riquezas de la isla, sustentada en la violencia contra los habitantes de cada entonces,  sucedió desde el 12 de octubre de 1492 y tiempos siguientes durante cientos de años seguidos.

Dictaduras se impusieron a muerte  varias veces,  contra los deseos de libertad y progreso del pueblo dominicano. 

Intervenciones militares yanquis  ahogaron en dos ocasiones los propósitos democráticos e independentistas de este pueblo,  que siempre ha luchado por ser libre y próspero. 

Golpes de Estado torcieron más de una vez el rumbo político y social que quisimos. 

Traiciones de partidos,  que prometieron una  cosa para ganar el voto popular, y una vez llegaron al poder, hicieron lo contrario a las expectativas populares que crearon;  han contribuido a la desazón histórica de nuestro pueblo. 

Huracanes y terremotos se han sucedido cada cierto tiempo,  para derrumbar esperanzas. 

Es que, desde 1492, sin parar,  los de la isla de Santo Domingo, hemos sufrido vicisitudes que han marcado nuestro Ser nacional. Y sintetizan cierto grado de derrota histórica,  que a veces  desaparece con el logro de algún  triunfo efímero. 

Es por eso, que el pueblo dominicano disfrutaba cada ponche propinado por Pedro Martinez a los bateadores de los yanquis de Nueva York; se gozaba  los jonrones de Samuel Sosa en  la competencia jonronera con el gringo  Mark Macgwire, en la pelota de las grandes ligas. 

Esos ponches de Pedro Martínez y jonrones de Samuel Sosa, eran la nación dominicana, en su lucha de cientos de años, por ser lo que ha querido ser y se le ha impedido. 

Hoy,  el coraje y las veloces piernas de una mulata de piel oscura, por demás nacida y criada en la pobreza material,  ponen a correr la nación dominicana hacia su dignidad. 

Este triunfo de Marileydy Paulino ocurre, por demás, cuando gran parte del pueblo dominicano lamenta la muerte de Johnny Ventura, símbolo señero de la dominicanidad, y en ese sentido, su medalla de plata en buena lid conquistada, es un paño para secar lágrimas de un pueblo. 

Marileidy Paulino es, en este momento, la nación dominicana  en movimiento.

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